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Pronunciamiento del Seminario de Filosofía Política de la Ibero Puebla frente a la actual situación

  • seminario de filosofía política
  • 13 nov 2019
  • 3 Min. de lectura

Un dolor recorre Latinoamérica: es el dolor del asfalto callejero cansado y agrietado por el pisoteo constante de millones de pies morenos indignados. Al principio fueron pies chilenos y ecuatorianos; ahora son bolivianos.


¿Qué dicen las protestas transportadas por esos pies? ¿Qué dijeron los chilenos? “El neoliberalismo nace y muere en chile”. ¿Qué dijeron los ecuatorianos? “No al paquetazo, rechazo a las medidas económicas neoliberales”. Y ahora, ¿qué dicen los bolivianos?


Existen, por así decirlo, dos voces, dos decires. La primera es la voz de la fuerza neoliberal que hoy parece encontrar su mejor apoyo en gobiernos ultraderechistas. Esta voz parece resplandecer y sonrojarse de emoción cuando se entera que aquel, el que nació pecador por ser indígena (y que ahora lo condenan por ello, con una Biblia en una mano y otra en la bandera, los invasores del Palacio Quemado, cuyo poder religioso es también su religiosidad ante el poder), está siendo escupido por el tobogán del exilio que lo trajo a vivir a México tan sólo para no ser muerto. La otra voz es la que surge de los sin voz, con el nombre de “Evo”.


El nombre de Evo, recordémoslo, fue uno que en su momento anudó y le dio cuerpo político al llamado “ciclo rebelde”, una serie de movilizaciones en contra a las políticas privatizadoras y precarizadoras implementadas en Bolivia en el año de 1985. Entonces, sepámoslo, lo que hoy llega a nuestro país para refugiarse no es solamente una persona: es el segmento de un movimiento. Y hay que enfatizarlo: Evo no es su portavoz, sino uno de sus segmentos; y su palabra, la de Evo, viene de ese movimiento, mas no el movimiento de su palabra. Esta lucha, que combinaba el marxismo con el indigenismo, era una por las cuales Evo era conducido y en el que él mismo intervenía; y, sobre todo, era una nueva manera de ser boliviano, boliviana; manera que solo ellos y ellas saben si es mejor o peor.


Bolivia, uno de los países en la región que aplicó con más ortodoxia el dogma económico fabricado por el Consenso de Washington, el cual no tiene arte ni parte en estas tierras, fue también uno de los países que más rápido se movilizó en su contra. Entre 2000 y 2005, diversas movilizaciones pusieron freno a la privatización transnacional del agua, defendieron los cultivos de coca y aseguraron que el Estado fuera proveedor del servicio de gas. Evo estará ya en tierras mexicanas pero estas movilizaciones permanecen en Bolivia, buscando, o tal vez huyendo, de aquel o aquella que les dé un nuevo nombre.


Golpe de estado o no, estamos ante un des-musicalizado y repudiable “lamento boliviano” y, de seguro, que las calles seguirán siendo pisadas por pies indignados. Sólo esperemos que de sus grietas no brote aquel fascismo oportunista que siempre está ahí, esperando, prendiendo fuego a la whipala mientras invoca el nombre de Cristo, como una tentación ante la indeterminación identitaria. Por el contrario, sólo esperamos que sean pies indignados los que recorran las calles bolivianas, y no pies indignos; y que sean las calles las pisoteadas, y no los indignados.


Atentamente:

Seminario de Filosofía Política Jesús David Torrano

Luis Alberto Veytia Ruíz Gisell Osmaira Hernández Torres

Luis Manuel Segura Román

José Pablo Segura Román

María José Jiménez Rivera

Renata Carvajal Bretón

Ana Yamile Ventura Gómez

Miguel López Girón

Mariana González Magaña

Jorge Ángel Sosa Márquez

Marcela Roldán De Luna

Carlos David Mendoza Cruz.

Axel Álvarez Coronel


 
 
 

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